¿Has oído hablar de la fotografía emocional?

«Una versión de nosotros muere siempre que muere alguien que amamos y que nos ama, porque esa persona se lleva su mirada sobre nosotros, que es única«, Eliane Brum.

Cada imagen cuenta una historia: la complicidad de unas miradas, la pasión de una pareja, emociones en forma de lágrimas, abrazos y sonrisas sinceras.

Esa “carga” emocional este tipo de fotografías es el gancho con el cual nos conectamos con la historia, nos une de una manera directa con las emociones, ya que el cerebro ve una imagen e inmediatamente la relaciona con su propia experiencia. Al igual que cuando leemos, la mente busca imágenes que tenemos guardadas en nuestra memoria y las relaciona con la narrativa. Una imagen con una perspectiva en picado o contrapicado puede crear sensaciones de suspense o intriga, así como los detalles pueden enriquecer cada parte de nuestra historia.

El detalle de las manos, las arrugas de la piel que marcan el paso del tiempo o la intensidad de una mirada, son detalles que nos acercan más a ese personaje a esa intrahistoria que, a su vez, nos conecta con la nuestra. Da igual que sea una boda o una sesión de estudio, en un largo viaje o paseando por una conocida calle… En ocasiones en una única foto se pueden contar muchas cosas, un solo retrato puede inspirar una historia y, en otras ocasiones, una serie de imágenes entrelazadas nos conectan a una crónica o suceso.

El poder de la imagen reside en conectar emociones, ya que hay imágenes que nos transportan en el tiempo con solo mirarlas y otras, que nos dejan totalmente impasibles. Podemos contar historias reales o ficticias, pero sin duda es la foto inicial la que debe introducirnos en el tema, los planos amplios ubican al protagonista en el contexto, los primeros planos o detalles nos ayudan a desarrollar la trama, mientras que el desenlace podemos potenciarlo con planos medios o generales.

La edición y la elección del color son clave, pues los colores tienen un fuerte impacto emocional en nuestra mente y pueden evocarnos todo tipo de sensaciones. La psicología del color es infinita. El blanco y negro tiene la particularidad de capturar la esencia eliminando lo superfluo, de transmitir un mensaje, de generar misterio, dando más fuerza y dramatismo a nuestras capturas, mientras que la composición a través del color genera más dinamismo y complicidad con los protagonistas de cada historia.

¿No os parece apasionante?

¡Os leemos en comentarios!

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